The Words Worth

Yo vivo tanto en el pasado, que me impide imaginar mi futuro. No sé por qué, pero se me hace imposible, estar cien por ciento en el presente. Desconozco lo excitante de la incertidumbre, pero estoy familiarizada con la nostalgia del pasado. Quizás ese sea mi problema,  no poder dejar el pasado atrás. O quizás si puedo, pero no quiero. No quiero curarme del ayer.  Prefiero lo que era, a lo que es, o lo que puede ser.    No hay dilema.  Yo daría mi futuro por volver a mi pasado.

Ese momento, cuando asimilas todo lo que te rodea. Ese instante, que te viene de la nada. Esos cinco segundos; en los que realmente abrís los ojos, Y te das cuenta, del tiempo que ha pasado, de lo mucho que todo ha cambiado. Del presente, que apenas ayer, era simplemente un futuro lejano.

Era nuestro ultimo primer dia de clases. La energia mas abundante y positiva que nunca. El año que habíamos esperado toda nuestra vida, por fin había llegado. Empezamos a hacer planes, tomar decisiones importantes, hablar de nuestro futuro y de todo lo que estábamos seguros estaba por venir. Como si nada, estábamos ya a 3 meses de graduarnos y - “ Estimados estudiantes y padres de familia, Como saben el Presidente ha cerrado los colegios, efectivo inmediatamente.” Todo cambio, un Miercoles, 11 de marzo a las 5:51 pm, cuando recibimos esta noticia. Nadie imaginó que el correo que contenía esas palabras le daría un giro de 360 grados a todo lo que creíamos saber, nadie imaginó que ese dia empezariamos a tachar fechas importantes en nuestro calendario y empezariamos a vivir en una incertidumbre tan agobiante. Nadie mucho menos, imagino que esa noticia tan inesperada marcaría el fin de una de las etapas más importantes de nuestras vidas.  Sin previo aviso y de repente, un virus

A las 8 en punto de la noche,  en protesta y reproche, los Salvadoreños se subieron a sus carros, y empezaron a pitar frustrados. Por la división de estratos sociales, y la falta de estrategias y planes reales. Por salvaguardar la democracia,  y condenar la carencia de transparencia. A las 8 en punto de la noche,  en protesta y reproche, los Salvadoreños sus cacerolas agarraron y con propósito las chocaron. Para apoyar la protección al personal de salud, y demostrar nuestra infinita gratitud. Para defender los derechos humanos, y velar por la justicia que merecen todos los ciudadanos.  A las 8 en punto de la noche,  en protesta y reproche, los Salvadoreños sus banderas blancas sacaron, bien diligentes y resueltos las alzaron. Para pedir un plato de comida, y a favor de sembrar empatía. Por dejar de difundir odio, rencor y temor, Y esparcir más armonía, consuelo y amor. A las 8 en punto de la noche,  en protesta y reproche, los