Ella existía en un perfecto equilibrio,
ni muy empalagoso,
ni muy amargo.
en fin, una deleitable fusión.
ni muy empalagoso,
ni muy amargo.
en fin, una deleitable fusión.
Lo dulce la mantenía en una realidad digerida,
le otorgaba todo el deleite de la buena vida.
Era una sabor mítico,
verdaderamente, algo glorifico.
le otorgaba todo el deleite de la buena vida.
Era una sabor mítico,
verdaderamente, algo glorifico.
Ella amaba esa dulce sensación,
era lo que le provocaba emoción,
lo que le hacía vivir en un ensueño,
creer siempre en sus anhelos.
era lo que le provocaba emoción,
lo que le hacía vivir en un ensueño,
creer siempre en sus anhelos.
El problema era que mucha azúcar;
Aunque gustosa, le provocaba malestar,
construía dentro de ella una gruesa capa de fantasías,
la convertía en alguien que dependía.
Aunque gustosa, le provocaba malestar,
construía dentro de ella una gruesa capa de fantasías,
la convertía en alguien que dependía.
Lo amargo, sin embargo,
cancelaba esa vastedad de azúcar,
mantenía el sabor de la vida,
en ese balance vital.
cancelaba esa vastedad de azúcar,
mantenía el sabor de la vida,
en ese balance vital.
Acentuaba esa línea,
entre la realidad y lo imaginado.
Era esa amargura quien la bajaba de las nubes
y le decía que todo no era como creía.
entre la realidad y lo imaginado.
Era esa amargura quien la bajaba de las nubes
y le decía que todo no era como creía.
Que la vida no era un sueño,
y que para tener, hay que luchar,
la amargura la cruda verdad,
le hizo tragar.
y que para tener, hay que luchar,
la amargura la cruda verdad,
le hizo tragar.
No era el sabor más grato
si se consumía en exceso,
pero hizo su interior más fuerte,
su esencia auténticamente independiente.
si se consumía en exceso,
pero hizo su interior más fuerte,
su esencia auténticamente independiente.
Fue esa combinación de ambos,
en perfectas dosis,
que crearon un exquisita descendencia,
una alma soñadora y luchadora.
en perfectas dosis,
que crearon un exquisita descendencia,
una alma soñadora y luchadora.
Increíble como dos sabores tan totalmente diferentes,
se complementaban tan inmutablemente.
Ella vivía en la suculenta mezcla de lo agridulce.
eran ellos dos, que hacían una perfecta combinación.
se complementaban tan inmutablemente.
Ella vivía en la suculenta mezcla de lo agridulce.
eran ellos dos, que hacían una perfecta combinación.
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